viernes, 25 de marzo de 2011

LA VERDADERA ABERRACION SEXUAL

De acuerdo a una sexología comportamental consecuente, se hace necesario agregar una tercera clasificación a las ya trajinadas Homosexualidad y Heterosexualidad, que practica el género humano. 
Esta tercera modalidad es la ASEXUALIDAD HIPOCRITA, obsesionada por la sexualidad de los demás. Es una perversión antinatural porque se levanta en contra de una ley fundamental de la biología vegetal y animal. 
Esta preocupación obsesionante por la Sexualidad Ajena, no es sino la exteriorización del propio combate interno, entre la atracción sexual natural del cerebro reptiliano (automático) y una ideología manipuladora y perversa que erige el sexo como algo satánico y pecaminoso. 
Ya vá siendo hora de que las sociedades actuales, al ir asimilando la Homosexualidad, como opción real, válida y aceptable, comience a concientizar, que la tercera modalidad, la asexualidad hipócrita, que prohibe el sexo a los demás es la verdadera tara, la verdadera aberración. 
Porque lo más grave de todo, es que esos aberrados sexuales, han sido aceptados, han predominado a través de la historia de casi todas las sociedades. 
Mimetizados trás el mecanismo represivo de la INQUISICION, durante tres siglos en solo Europa, esa asexualidad hipócrita, condenó a morir en la hoguera a más de 9 millones de BRUJAS, que no eran sino mujeres que en una u otra forma habían manifestado su sexualidad o la habían ayudado a otras. 
Con respecto a la Homosexualidad, todavía hay historiadores como TZVETAN TODOROV, quien en su libro “LA CONQUETE DE L´AMERIQUE”. Seuil. PARIS 1982., se atreven a defender el papel positivo de la Conquista Española así: “LOS ESPAÑOLES SUPRIMIERON PRACTICAS BARBARAS COMO LOS SACRIFICIOS HUMANOS, EL CANIBALISMO, LA POLIGAMIA Y LA HOMOSEXUALIDAD, Y APORTARON EL CRISTIANISMO, LA MANERA DE VESTIRSE EUROPEA, LOS ANIMALES DOMESTICOS Y LAS HERRAMIENTAS”. 
De todas maneras el investigador TODOROV, encuentra que SI había Homosexualidad dentro de las tribus pre-colombinas, y que esta modalidad de amor fue perseguida y talvéz erradicada de las constumbres salvajes, en la misma forma en que suprimieron los sacrificios humanos, el canibalismo y la poligamia. 
Como la práctica del Homosexualismo se extiende a casi el 16% de los humanos que actualmente tiene el planeta, habría que aceptar que el genocidio de homosexuales de la América Primitiva, no fue capaz de acabar en Europa y en otros continentes con esa modalidad de amor, que cada día tenemos que soportar en todos los aspectos de la vida, sin hacer ningún escándalo, porque no son prácticas bárbaras.
El Homosexualismo no puede ser equiparado al canibalismo, a los sacrificios humanos rituales, ni a la poligamia. 
El Homosexualismo es una opción sexual tan natural y humana, que hasta los inocentes salvajes pre-colombinos la practicaban, en medio de una desnudez que hace pensar en el EDEN, antes de la intrusión satánica de la culebra. 
Hay algo perfectamente comprobable y que no tiene que llamarnos a escándalo, y está dentro de lo normal: la realidad de encontrar sacerdotes homosexuales. 
Lo único que habría que anotar es que este sacerdote, como un médico u otro profesional, no aproveche su condición para tener acceso carnal con menores de edad. De resto el ejercicio de la sexualidad no puede ser prohibido, porque eso sería como impedir al ser humano la alimentación, la respiración y el funcionamiento fisiológico. 
En el AFRICA todavía en varios pueblos primitivos, esa Asexualidad Hipócrita, justifica la práctica de la extirpación brutal del clítoris y de los labios vaginales a las mujeres cuando llegan a los 14 años de edad. 
Y en las sociedades modernas actuales esa asexualidad hipócrita, dirige excluyentemente las Ligas y Asociaciones morales y de buenas constumbres y se justifican presentándose como guardianes de las normas y reglas del pasado que castigaba y prohibía la sexualidad. 
Para que la Asexualidad no continuara siendo hipócrita, sería necesario terminar con el impulso cerebral reptiliano que gobierna los órganos propios de la sexualidad. En otras palabras extinguir el deseo o al menos el instrumento de ese deseo. 
Así lo entendieron algunos monjes rusos de la iglesia ortodoxa griega, a comienzos del siglo XX, quienes siguiendo las indicaciones de SAN MATEO de que “debes arrancar todo aquello que sea motivo de pecado”, se EMASCULARON TOTALMENTE y se organizaron en las regiones de Bulgaria, en comunas de tipo socialista (sin propiedad privada y trabajo colectivo), y sin ningún deseo sexual. 
Afortunadamente no tuvieron seguidores y la indolencia y despreocupación terminaron con su experimento social y de asexualidad totalmente controlada. 
Hay que comentar al respecto que estas emasculaciones inecesarias, hacen recordar el caso del marido engañado por su mujer, quien para resolver el problema, puso en venta el sofá donde se cometía el delito. No es el órgano mismo el culpable, sino el impulso cerebral reptiliano que le hace recordar el sexo a todo ser humano, en cualquier circunstancia y lugar. Esto no niega totalmente el papel del órgano mismo pues hay una interacción mutua, como sucede con todos los mecanismos fisiológicos. 
Lo que sí queda claro es que no es posible la asexualidad en condiciones normales, así como es impensable no obedecer al impulso cerebral que se manifiesta bajo las formas de sed y de hambre para asegurar la continuidad vital. 
La prohibición de algo que no puede cumplir el mismo que prohíbe se convierte en una aberración, en una tara. 
Le corresponde a la neurociencia actual y la sexología continuar con el estudio y el diagnóstico de los comportamientos sexuales para adecuarlos cada vez mejor a la sociedad. 





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