Mi Encarni, mi Niña:
Qué feliz he
sido cuando te he visto sonreír…
Cuántas veces en vela a
tu lado he pedido a Dios poder estar con vosotras más veces.
Me fui muy a prisa, muy
corriendo y sufriendo.
Te quiero mucho mi niña,
hija del alma, mi tesoro.
He estado más veces
contigo de lo que puedes imaginar.
Siempre a tu lado en
espíritu.
Cuántas pruebas has
pasado y yo he estado a tu lado, animándote, apoyándote y dándote mi ternura.
¡Oh, insondable riqueza
del Amor Divino!
Quisiera decirte por este
medio todo el amor que siento por mis pequeñas.
Ay, hija mía, te quiero
con todo mi corazón, te amo y te protejo.
Estoy muy orgullosa de ti
mi pequeña flor.
Anímate y corre. Vuela.
Salta. Ríe como en tu infancia. Agarrada de mi mano.
Siempre estaré contigo
hasta tu vuelta al Hogar prometido.
Te quiero no lo olvides
nunca. Muchas veces te lo he dicho.
Tu soledad vale un
tesoro, pues en tu interior estamos todos los que te queremos y te protegemos
desde este lado.
Mi tesoro, mi niña, de ti
me despido y te bendigo.
Yo tu madre.
La abuela.
+ Dulcenombre Ortiz desencarnó a los 25 años víctima de tuberculosis dejando dos niñas María (Encarni) y Patrocinio Ayala Ortiz.
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